La práctica regular de ejercicio físico es beneficiosa para la salud en general, pero cuando se trata de deporte intenso, es importante comprender cómo puede afectar el sueño . Mientras que el ejercicio moderado puede favorecer un descanso reparador, el exceso de actividad física y el entrenamiento intenso pueden alterar el equilibrio del sueño y propiciar el insomnio.
El deporte intenso puede desencadenar una respuesta de estrés en el cuerpo, activando el sistema nervioso simpático y elevando los niveles de hormonas del estrés como el cortisol. Esta activación puede dificultar la relajación necesaria para conciliar el sueño y afectar la calidad del descanso.
¿Sospecha tener algún trastorno del sueño?
El entrenamiento intenso puede alterar el equilibrio hormonal en el cuerpo. Por un lado, se liberan endorfinas y hormonas relacionadas con el bienestar durante el ejercicio, lo cual puede mejorar el estado de ánimo y la sensación de bienestar. Sin embargo, también se pueden producir desequilibrios hormonales, como niveles elevados de cortisol, que pueden interferir con el sueño .
El deporte intenso aumenta la temperatura corporal, y para conciliar el sueño se requiere una disminución de la misma. Si el cuerpo no tiene suficiente tiempo para enfriarse después de la actividad física intensa, puede resultar más difícil conciliar el sueño y mantener un sueño continuo y reparador.
Varios estudios han investigado los efectos del deporte intenso en el sueño . Uno de estos publicado en la revista Medicine & Science in Sports & Exercise encontró que los atletas que practicaban deportes de alta intensidad tenían un mayor riesgo de experimentar problemas de sueño , incluido el insomnio. Otro estudio realizado en corredores de ultradistancia reveló una mayor incidencia de trastornos del sueño en relación con la intensidad del entrenamiento.
Si practicas deporte intenso y te preocupa cómo puede afectar tu sueño , existen estrategias que puedes implementar para minimizar los efectos negativos. Algunas de ellas incluyen programar el entrenamiento temprano en el día, permitir un tiempo de enfriamiento adecuado después de la actividad física, practicar técnicas de relajación antes de acostarte y establecer una rutina de sueño regular.
Es importante prestar atención a las señales que te envía tu cuerpo. Si experimentas dificultades para dormir o notas cambios en la calidad del sueño después de realizar deporte intenso, es posible que necesites ajustar tu rutina de entrenamiento o buscar un equilibrio adecuado entre el ejercicio y el descanso.