Definición
Las mujeres son más propensas a tener más trastornos del sueño que los hombres. La causa principal son las hormonas, sobre todo al estrógeno y la progesterona. En el caso concreto de la menopausia, son dos los trastornos del sueño que adquieren especial relevancia: el insomnio y el síndrome de apnea del sueño . La primera (el estrógeno) actúa en la fase del sueño REM, y la segunda (progesterona) se centra en el sueño profundo. A parte de esto, existen los típicos problemas de estrés laboral, maternidad y la falta de tiempo, que contribuyen a generar un cuadro de ansiedad en compaginar la vida laboral con la familiar.
Además, la mujer es más sensible a los ruidos que los hombres (por naturaleza), y suele despertarse con más facilidad. Cuando una mujer tiene un hijo recién nacido, suele ser el instinto maternal el que no la deje dormir, y suele ser ella la que se levanta cada tres horas (para ver a su hijo, para ver que todo va bien y para darle de mamar).
La mujer suele tener más tendencia a preocuparse por los problemas y se los lleva a la cama. El mencionado estrés, la compaginación del hogar, trabajo, niños, colegio, comidas, compras, entre muchas más, suele ser motivo de preocupación que roba horas de sueño a la mujer.
Trastornos del sueño en la Mujer
Las mujeres son más propensas a tener más trastornos del sueño que los hombres. La causa principal son las hormonas
El embarazo
Los estrógenos durante el embarazo pueden aumentar hasta 1000 veces, y generan una disminución del sueño rem, aquel más profundo, aumentado el dormir superficial. Es así que a pesar de dormir más horas este sueño es fragmentado y de menor eficiencia. Esta hormona también altera la vía aérea superior de la garganta, generando un edema. Se hinchan las paredes de la garganta dificultando la entrada y salida de aire, lo que puede provocar apnea y ronquidos .
Un 15% de las mujeres embarazadas roncan, en contraste con un 4% de aquellas no embarazadas, provocado por el aumento de peso y el nivel de estrógeno. Cuanto más aumenta el abdomen hacia el final del periodo de gestación, más se acentúa este síntoma. Roncar puede ser perfectamente normal, pero en algunos casos puede ser peligroso, como por ejemplo cuando se tiene preeclampsia. En esa situación se debería realizar un estudio de sueño ( polisomnografía ) y quizás usar CPAP, lo cual puede mejorar la preeclampsia en forma importante.
La alimentación es algo que suele preocupar bastante a las futuras madres y también juega un papel importante en la calidad de sueño durante y después del embarazo para la madre y el hijo: Si se come de manera muy abundante y condimentada, o muy tarde en la noche, sumado al aumento del abdomen, es altamente probable que se sufra reflujo severo al dormir; lo mismo si se toma mucho líquido. Además, los alimentos estimulantes como el chocolate, el té, el café y el guaraná generan excitación tanto en la madre como en la guagua, lo que provocará más movimientos en el bebé, empeorando el sueño de ambos. Esto también lo puede afectar durante la lactancia, aumentando las dificultades para conciliar el sueño .
Por último, todo el cansancio que genera el embarazo y sus complicaciones puede llevar a algunas madres a dormir siesta, para lo cual se recomienda un dormir corto 15 o 20 minutos después de almuerzo. Si es más largo, podría afectar con el sueño en la noche.