Definición
Los trastornos depresivos son un conglomerado de trastornos que tienen como rasgo común la presencia de ánimo triste, irritable o vacío, acompañados de cambios somáticos y cognitivos que afectan de manera importante la capacidad funcional de las personas que los padecen. Lo que los diferencian es la duración, la presentación temporal o su supuesto origen.
¿Cuándo consultar a un médico?
Le aconsejamos ir a un especialista si usted presenta uno de los siguientes puntos:
- Estado de ánimo deprimido la mayor parte del día, casi todos los días. En niños y adolescentes puede ser irritabilidad.
- Disminución importante del interés o placer.
- Pérdida o aumento importante de peso o apetito.
- Insomnio o hipersomnia.
- Agitación o retraso psicomotor (reactividad física).
- Fatiga o pérdida de energía casi todos los días.
- Sentimiento de inutilidad o culpabilidad excesiva o inapropiada.
- Disminución de la capacidad para pensar o concentrarse.
- Pensamientos de muerte recurrentes, no sólo miedo a morir.
Tipos de trastornos depresivos
- Trastorno de desregulación disruptiva del estado de ánimo. Presenta una irritabilidad crónica, grave y persistente, manifestados por accesos de cólera frecuentes en respuesta a la frustración, o por un estado de ánimo persistentemente irritable o enfadado entre los grandes accesos de cólera. Se diagnostica entre los 6 y 18 años.
- Trastorno de depresión mayor. Su rasgo principal es un período de tiempo de al menos dos semanas durante el cual existe un ánimo depresivo o pérdida de interés o placer en casi todas las actividades. Además debe experimentar cuatro síntomas adicionales, tales como cambios en el apetito o peso, energía disminuida, sentimientos de inutilidad o culpa, dificultades para pensar, concentrarse o para tomar decisiones, y pensamientos recurrentes de muerte, ideación suicida, planes o intentos de suicidio. En algunos pacientes de manifestaciones leves, el funcionamiento puede parecer normal, pero que le requiere un esfuerzo notablemente elevado.
- Trastorno depresivo persistente (distimia). Su rasgo principal es un ánimo deprimido que aparece la mayor parte del día, durante la mayoría de los días en un período de al menos dos años (al menos uno en niños y adolescentes). Los pacientes que posean síntomas de depresión mayor por más de dos años, se diagnostican con trastorno depresivo persistente.
- Trastorno disfórico premenstrual. Lo esencial de este trastorno son la expresión de labilidad afectiva (cambio busco del estado de ánimo o emocional), disforia (sentimiento de incomodidad, infelicidad o enfermo) y síntomas de ansiedad, que se repiten durante la fase premenstrual del ciclo, y que remiten alrededor del inicio de la menstruación o poco después, afectando negativamente el funcionamiento laboral o social.
- Trastorno inducido por una sustancia o medicamento. Este trastorno presenta síntomas como de un trastorno depresivo mayor, sin embargo, estos síntomas se asocian al consumo, inyección o inhalación de una sustancia, persistiendo más tiempo de lo esperado en los efectos de la droga.
- Trastorno depresivo debido a otra afección médica. El rasgo esencia de esta afección es un período de tiempo significativo y persistente de estado de ánimo deprimido, o una disminución notable del interés o del placer en todas las actividades, que predomina en el cuadro clínico, y que se relacionaría con los efectos fisiológicos directos de otra afección médica detectada
Causas
Se desconoce la causa exacta de los trastornos depresivos, pero se sabe que sobre éstos contribuyen factores genéticos y ambientales. La depresión es más frecuente entre los familiares de primer grado de los pacientes con este cuadro, por lo cual los factores genéticos probablemente influyen en una mayor susceptibilidad a desarrollar respuestas depresivas a los eventos adversos.
Otras teorías se enfocan en los cambios en las concentraciones de los neurotransmisores, que incluyen la regulación anormal de la neurotransmisión colinérgica, catecolaminérgica (noradrenérgica o dopaminérgica) y serotoninérgica. Esto se liga a una desregulación neuroendocrina, la cual puede ser un factor, y se destacan 3 ejes en particular: hipotálamo- hipófisis-suprarrenal, hipotálmo-hipófisis-tiroides y hormona de crecimiento.
Los factores psicosociales también juegan un rol relevante en la manifestación de la sintomatología y consecuente desencadenamiento de los trastornos depresivos. Las situaciones de estrés mayor de la vida cotidiana, en especial las separaciones, las pérdidas, el desempleo prolongado, preceden habitualmente a los episodios de depresión mayor; sin embargo, estos acontecimientos no suelen provocar depresión intensa de larga duración, excepto en personas predispuestas a padecer un trastorno depresivo.
Las mujeres tienen un riesgo más alto, pero no hay ninguna teoría que explique por qué.
Los posibles factores incluyen los siguientes:
- Una mayor exposición o una mayor respuesta a las tensiones diarias.
- Niveles más altos de la monoaminooxidasa (la enzima que degrada los neurotransmisores, que se considera importante para el estado de ánimo).
- Tasas más altas de disfunción tiroidea.
- Cambios endocrinos que se producen con la menstruación y la menopausia.
Factores de riesgo
Trastornos y enfermedades A veces los síntomas depresivos son causados por trastornos físicos (p. ej., trastornos de las glándulas suprarrenales o tiroides, tumores cerebrales benignos o malignos, accidentes cerebrovasculares, sida, enfermedad de Parkinson, esclerosis múltiple) o el uso de ciertos fármacos (p. ej., corticosteroides, algunos beta- bloqueantes, el interferón, y algunas drogas recreativas).
También, esencialmente todo el resto de los trastornos mentales aumentan el riesgo de que una persona desarrolle depresión. Las personan que han tenido un episodio de depresión mayor tienen un riesgo más alto de sufrir otros episodios en el futuro.
- Temperamento: Las personas menos flexibles y/o con tendencias a la ansiedad y a la afectividad negativa (neuroticismo) muestran más probabilidad de desarrollar un trastorno depresivo, y pareciera que en niveles altos las personas se vuelven más proclives a desarrollar trastornos depresivos en respuesta a acontecimientos vitales estresantes.
- Ambientales: Los acontecimientos adversos en la infancia, especialmente cuando son múltiples experiencias de diversos tipos, conforman un potente conjunto de factores de riesgo de contraer un trastorno depresivo, especialmente el trastorno depresivo mayor. Por otra parte, los acontecimientos de vida estresantes están bien identificados como precipitantes.
- Genéticos y fisiológicos: Los familiares de primer grado de los pacientes diagnosticados con esta patología, tienen un riesgo de dos hasta 4 veces mayor de padecerla que el de la población general, siendo la heredabilidad de aproximadamente el 40%. Se han implicado varias regiones cerebrales en los trastornos depresivos, además de posibles alteraciones polisomnográficas.